lunes, 17 de diciembre de 2012

Los Chicago Boys

«Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente»
 F. von Hayek, (1981, Chile)

La economía chilena estaba en crisis cuando los militares acabaron con la democracia y el Gobierno de Salvador Allende, verdadera razón del alzamiento y posterior instauración del régimen dictatorial. Pero la crisis chilena no era una excepción, el mundo entero padecía los efectos de una recesión iniciada en 1970, y que había llevado al presidente Nixon en agosto de 1971 a tomar una decisión histórica: poner fin a la convertibilidad dólar-oro, instaurando la era del patrón dólar. Esta decisión suponía el primer gran triunfo de las ideas neoliberales de la escuela de Chicago, ya que Nixon la tomó desoyendo la opinión de Henry Hazlitt y Paul Samuelson, que aconsejaban una devaluación del dólar frente al oro, en favor de las ideas monetaristas de Milton Friedman. La senda de la economía de mercado estaba despejada. El mundo caminaba nuevamente hacia el liberalismo económico y Chile iba a ser su primer laboratorio de pruebas.

Allende llegó al poder en noviembre de 1970 prometiendo convertir a Chile en un Estado socialista a través del marco legal y prescindiendo de la vía revolucionaria. La administración Nixon intentó en vano impedir que Allende ganará las elecciones, ya que Chile no debía ser el enésimo país que se pasaba a la esfera de influencia soviética, y sobre todo porque Chile era estratégico para la economía americana, gracias a sus minas de cobre, y los importantes intereses económicos que tenían algunas grandes empresas, como Anaconda y Kennecott (minería) o  ITT (telefonía). Nixon y Kissinger (secretario de Estado) dieron órdenes muy claras a la CIA, dentro del marco del proyecto FUBELT, para evitar el triunfo de Allende. Como no lo consiguieron, el objetivo pasó a ser su destitución mediante un golpe de estado. Aquí no fallaron.


Los militares, encabezados por Agusto Pinochet, sabían como mantener el orden a base de muertes y violaciones de los derechos humanos, pero no eran expertos en economía, así que después de unas primeras medidas de carácter intervencionista y de aumentar el gasto público, la economía seguía sin presentar signos de recuperación. Para tratar de enderezar el rumbo, decidieron que sería mejor dejar el tema económico en manos de los expertos, y para ello se dirigieron a la Universidad Católica de Chile, donde unos jóvenes economistas, la mayoría con postgrado en la Universidad de Chicago, aconsejaron la implantación de un plan de choque basado en las ideas que habían mamado en Chicago a través de Milton Friedman y sus seguidores. Para que los militares conocieran mejor de lo que estaban hablando, los economistas, que pasarían a conocerse posteriormente como los Chicago Boys, consiguieron convencer al dictador de que tuviera una entrevista con su maestro Friedman. En un principio, éste no tenía interés en ese encuentro, llegando a exigir a cambio la liberación de dos presos políticos de origen judío. Demanda que los militares no podían satisfacer, porque esos presos eran desaparecidos. A pesar de ello, 30.000€ y la insistencia de sus pupilos chilenos, acabaron por doblegar las reticencias de Friedman y su esposa, a la que no le gustaban los gobiernos militares. Friedman y su esposa viajaron a Chile el 25 de Marzo de 1975, en una visita de seis días, que incluyó un encuentro con el dictador, y que apenas acabó durando 30 minutos, pero éstos fueron suficientes para que sólo un mes más tarde algunos de los Chicago Boys llegaran al Ministerio de Hacienda, Economía y a la dirección del Banco Central chileno.

Los chicos de Chicago aplicaron el plan de shock, recomendado por Friedman, y que consistía en reducir el gasto público en un 20%, despedir al 30% de los empleados públicos, aumentar el IVA, privatizar la mayor parte de las empresas estatales y liquidar los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda.  En un principio el plan no tuvo efecto positivo en la economía, pero a partir de 1977 se inició la recuperación de las macrocifras, excepto la tasa de desempleo, alrededor del 20%, debido, entre otras causas, a los despidos masivos de trabajadores públicos y de las empresas privatizadas.

Se habló de un "boom", del milagro chileno, en boca de Friedman, que sólo duraría cinco años. En 1982 Chile volvería a caer en crisis, provocada por la recesión mundial de 1980 y la excesiva dependencia externa de la economía chilena impuesta por los neoliberales. La crisis supuso la salida de los Chicago Boys del puesto de mando en 1982, dando paso a un breve periodo de vuelta al keyniasismo. En 1985 la economía chilena pasa a ser dirigida por Hernán Buchi, quien finalmente logra la reactivación de la economía y al que se le atribuye el llamado “Segundo Milagro Chileno”. Buchi aplicó medidas de corte neoliberales, pero alejadas del fundamentalismo de los Chicago Boys.

Más allá del éxito o fracaso del experimento neoliberal en Chile, merece la pena reflexionar sobre unas palabras extraídas de un texto escrito por el secretario privado de Allende,  Ozren Nikola Agnic Krstulovic (1935-2010), en el 2.008:

"La experiencia chilena se repite con similitud en todos los países que han pasado por el proceso de aplicar  el shock económico creado por Milton Friedman. En esos Estados también existe corrupción en las privatizaciones, remuneraciones que no crecen en paralelo al PIB, aumento en las desigualdades en la distribución de las rentas, millones de consumidores abusados,  niveles crecientes de desocupación laboral, desaparición de miles de medianas y pequeñas empresas, concentración en grandes empresas, etc. Inclusive se aprecia aumento de la  delincuencia, atribuible en gran medida a la falta de oportunidades para sus habitantes, siendo las clases medias y populares los grandes perjudicados. Como para que mediten nuestros gobernantes..."

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