viernes, 28 de diciembre de 2012

Volcker y los demócratas

Cuando Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca en enero de 1981, Paul Volcker llevaba ya casi un año y medio al mando de la Reserva Federal luchando contra la inflación. 1980 había sido un año muy malo para la economía americana: crecimiento del PIB de -0,3%, un 7,5% de desempleo y una inflación de dos dígitos (12,5%), por segundo año consecutivo (13,3% en 1979). Eran las consecuencias de la segunda crisis del petróleo, iniciada a finales del 78, con el estallido de la revolución iraní, y agravada posteriormente con el inicio de la guerra Irán-Irak en septiembre de 1980. Aprovechándose de ese contexto, tanto la OPEP como otros países productores habían vuelto a disparar el precio del barril de petróleo. Esta causa externa se había superpuesto a la política monetaria relativamente flexible adoptada por los antecesores de Volcker en la FED, Arthur F. Burns (1970-1978)  y G. William Miller (1978-1979), y que había contribuido a situar la inflación en valores altos, pero de un único dígito, entre 1976 (4,9%) y 1978 (9%).  

Una economía en estanflación supone un dilema para los responsables de la misma. Si se quiere salir de la recesión hay que optar por medidas de crecimiento económico, que fomentarán aún más la inflación, con el riesgo de caer en la fatídica hiperinflación. Si por el contrario se opta por bajar la inflación, hay que frenar la economía, lo cual sólo hará que aumentar la lista ya alta de parados, por estar en un período de recesión. 

Cuando Jimmy Carter remodeló por completo su gabinete en julio de 1979, nombrando a G. William Miller como Secretario del Tesoro, generó una vacante en la presidencia de la FED, que los mercados aprovecharon para llenar con el presidente del Federal Reserve Bank of New York[1], Paul Volcker. Wall Street había tomado una decisión para resolver el dilema estanflacionario, y Volcker desde la FED iba a ser el ejecutor del plan. Carter, tremendamente cuestionado y debilitado, no pudo hacer otra cosa que aceptarlo. 
Paul Adolph Volcker
El plan de choque no se hizo esperar. Sólo dos meses después de su nombramiento, Volcker daba una conferencia de prensa en la que anunciaba un aumento de un 1 % de la tasa de descuento de la Reserva Federal, que de esta manera pasaba del 11 % al 12%, nivel nunca alcanzado hasta la fecha en la historia económica de Estados Unidos. Adicionalmente se establecía una obligación para los bancos de constituir una reserva complementaria de cuantía igual al 8% de sus depósitos a partir de determinada cifra. La carrera por vencer al dragón de la inflación había comenzado y la FED, como responsable de la política monetaria, iba a luchar a muerte contra él, cortando el grifo de la masa monetaria circulante durante el tiempo que fuera necesario.

En marzo de 1980 mientras la Administración Carter intentaba reaccionar con un programa de medidas todavía sin definir, la inflación anual seguía ganando terreno, llegando al 14,76 %. Nadie que hubiera nacido después de 1946 había visto un valor tan alto. No obstante, ya no avanzaría más.  Los bancos, espoleados por la FED incrementaban su tipo de interés preferente al 17,75%. Los créditos para compra de bienes de consumo, incluida la vivienda, subieron también al 15,50% en algunos bancos. La batalla inflacionista de Volcker estaba conduciendo al país a una fuerte recesión, y todo ello sucedía en un año de elecciones.  

Aunque Carter aún tuvo fuerzas suficientes para vencer a Ted Kennedy, logrando presentarse como candidato a la reelección por el Partido Demócrata, no fue rival para el candidato republicano, Ronald Reagan, que con un programa altamente liberal había prometido a los americanos devolverles el orgullo de serlo. 

Años más tarde, en el 2.000 para ser exactos, Volcker explicó en una entrevista que una vez le preguntó a Carter si él le costó la reelección. Carter sonrió y dijo que hubo también algunos otros factores. No debemos olvidar los rehenes en Irán, etc.

Reagan confirmó a Volcker al mando de la FED. Ésta siguió aplicando su política monetarista restrictiva hasta conseguir doblegar definitivamente a la inflación en el verano de 1982. Pero la aplicación de dicha política tuvo un coste muy alto. El desempleo en el último trimestre de 1982 se elevó a más del 10 por ciento, y Volcker fue acusado de "asesinato a sangre fría de millones de puestos de trabajo". 

Sea como fuere, lo que los políticos no supieron o no tuvieron valor de hacer, lo resolvió un hombre de Wall Street. La frase atribuida, pero seguramente erróneamente, al Barón Meyer Amschel Bauer Rothschild (1744-1812), y que dice "Dadme control sobre la moneda de una nación y no me importa quien haga sus leyes", alcanza con Paul Volcker el clímax de la oportunidad. 


[1] El más grande de los 12 bancos que conforman la FED, y el responsable de la compra-venta de los valores del tesoro de los Estados Unidos.

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